Educar, un verdadero privilegio

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Publicado: Miércoles, 04 Junio 2014; Escrito por  .

Maruchi Elmudesí

El mes de junio está cargado de acontecimientos que marcaron la vida de los cristianos: Comenzamos con el Domingo de la Ascensión del Señor; seguimos con el Domingo de Pentecostés; luego, la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote; el Domingo de la Santísima Trinidad, de un Dios que no es soledad sino familia; luego viene la Fiesta del Corpus Christi: «Yo soy el Pan vivo bajado del cielo, el que come de éste pan, vivirá para siempre» (Jn 6, 51).

No podemos de olvidar la fiesta de san Antonio de Padua y el nacimiento de Juan el Bautista, dos grandes santos, muy reconocidos en nuestro país; Tomás Moro, Canciller de Inglaterra en tiempo de Enrique VIII, un gran santo que fue decapitado por no haber querido reconocer la autoridad espiritual del rey; la fiesta del Sagrado Corazón, el último viernes de mes, la celebración de los grandes maestros de nuestra Iglesia, Pedro y Pablo, y por último, el día 30, se celebra en el país el día del Maestro.

¡Que mes, rico en gracias y bendiciones!

Necesidad de maestros

¡Cuántas veces he pensado: ¿Por qué habrá escogido Jesús la vocación de Maestro? Y es que en el mundo siempre ha habido necesidad de maestros, pero maestros de verdad. De esos que educan con su vida. El que vive lo que predica.

Para quien el texto es solamente una guía. Su corazón está lleno de amor por los demás, de deseos de comunicar a otros la verdad, y todo esto es parte de su

vida. El que no se cansa de hacer el bien, para el que su motivación es tan grande, porque se siente ser instrumento del Dios Creador y sabe con certeza para lo que está en el mundo y cuál es la misión que el Señor le ha encomendado.

El que, cuando vaya al encuentro con el Padre, pueda dar cuenta de los talentos que recibió, pues fue verdadero pastor para sus ovejas, no un simple asalariado.

Jesús de Nazaret, escogió ser Maestro… Quizás para enseñarnos la gran importancia que tiene el transmitir los conocimientos a los demás. Quizás para enseñarnos la responsabilidad de pasar la antorcha a la nueva generación o para decirnos que debemos de enseñar al que no sabe.

¿Somos nosotrostambién verdaderosmaestros, como padresy como cristianos, en elmundo de hoy? ¿Cuál esnuestro testimonio antelos demás?

Como padres, somos los primeros educadores de nuestros hijos, y cuántas veces se nos olvida lo importante que es enseñar con nuestro ejemplo.

Si cada uno de nosotros se convirtiera en verdadero maestro, nuestra sociedad fuera otra. No hubiera tanta delincuencia, tanta violencia. Si los padres profesionales dieran aunque sólo fuera unas pocas horas a la semana, de su horario de trabajo tan ocupado, al colegio de sus hijos, ¡cuánto mejoraría la enseñanza en nuestras escuelas y colegios!

Y es que, ¡qué difícil se nos hace ser generosos con los demás, aunque sean nuestros hijos! Solamente pensamos en el valor material de las cosas. Se ha perdido el deseo de servir a los demás. «Dar gratis lo que habéis recibido gratis»: La vocación es así.

La unidad

Vamos a unirnos todos: Padres, maestros, alumnos. Tratemos de poner nuestro granito de arena a la educación de este pueblo que tanto necesita de buenos maestros. Desde nuestra posición, cualquiera que ésta sea, vamos a luchar para cambiar todos los estados de esta sociedad.

Vamos a comprender el sentido último de la vida y sus valores fundamentales.

Este es el gran e importante reto que se impone hoy en día, para la renovación de la sociedad en que vivimos. Vamos a recuperar la conciencia de la primacía de los valores morales, que son los valores de la persona humana como tal. Todos los santos que se han llevado a los altares, han sido durante su vida, fieles seguidores de Jesús de Nazaret, el Maestro, que pasó por la vida haciendo el bien.

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