LA ESPERANZA DE LA RESURRECCIÓN EN TIEMPOS DE OSCURIDAD

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Por: Freddy Contin
freddycontin@gmail.com

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La vida del cristiano, en ocasiones, se mueve entre días oscuros y la esperanza de la Resurrección. La Biblia nos habla del día malo. «Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en lafila valiéndose de todas susarmas» (Efesios 6, 3).

Los días malos son aquellos firmes. Una vez superados esos momentos saldremos perfeccionados cuando la oscuridad rodea nuestras vidas y no vemos salida por ninguna parte. Nisiquiera en cierto tipo de oraciónencontramos alivio y respuesta. El salmista que escribió el Salmo 88 nos presenta uno de esos días. Veamos su lenguaje:

«Señor, mi Dios, te clamo a ti de día, y de noche me quejo en tu presencia. Que hasta ti llegue mi oración, presta atención a mi clamor. Pues de pruebas mi alma esta saturada y mi vida esta al borde del abismo» (Salmo 88, 2-4).

Hay otros muchos capítulos enel libro de Salmos que ponen de manifiesto la angustia del alma ante Dios, eso no es nuevo, sinembargo, generalmente acaban con esperanza, con una puertaabierta a la respuesta del Señor.

En nuestras vidas, tambiénatravesamos periodos deoscuridad, el día malo. Aúndespués de haber recibido la luz delEvangelio, podemos vivir tiempos de oscuridad inevitables.

No me refiero a vivir en pecado,sino a esa atmósfera espiritual que apaga los sentidos espirituales y nos introduce a un espacio y tiempo deaflicción al no encontrar la salida para poder soportarlo.

Ciertas experiencias nos afligen detal forma, que absorben nuestra vitalidad y la energía del hombrenuevo. Estos periodos, que nosabemos realmente cuanto tiempo pueden durar, es necesarioatravesarlos.

Nada ni nadie nos evitará esterecorrido. Es un día o una etapa de nuestra vida cuando hay que resistir y traspasar manteniéndonos firmes. Una vez superados esos momentos saldremos perfeccionados y afirmados.Pretender evitarlos es como obstinarnos en luchar contra un aguijón.

Mientras vivamos en este mundo, no podremos eludir estos periodos de oscuridad, decepción, abandono, soledad, indiferencia, depresióny la sombra de la muerte persiguiéndonos. Los mensajes triunfalistas que solo hablan de victoria y triunfo son falsos. No hay ningún personaje bíblico que viviera exento de esa experiencia en las Sagradas Escrituras, ni siquiera el Mesías, como hemos visto.

Ahora bien, hay un día malo, pero hay también un día de Resurrección. De la misma manera que el Espíritu se movía sobre las tinieblas, ni las mismas tinieblas pueden alejarnos de la presencia de Dios.

«Aunque pase por quebradas oscuras, no temo ningún mal, porque tu vara y tu cayado me sosiegan» (Salmo 23,4).

Recordemos siempre que a una noche oscura le sigue una mañanaclara. Después de la densa oscuridad sobre Jerusalén, la vida y la inmortalidad brotaron en la mañana de Resurrección.

La Resurrección de Jesús son las primicias de la gran bendición que esperamos. El poder de Su Vida resucitada se ha extendido a todos los que creen en Su Nombre. Las autoridades judías no solo no pudieron frenar el impacto de la Resurrección de Jesús sobre la ciudad de Jerusalén, sino que ese poder se extendió a todos los rincones del mundo.

Hemos comenzado este tema con el grito de angustia del salmista, con el día malo y la oscuridad que todos atravesamos en algunamedida y tiempo. Hemos visto también que la Resurrección pone fin a las tinieblas. Eso es un hecho, está consumado, sin embargo,necesitamos llegar a comprender el poder de esa Resurrección ennuestras vidas, y eso está ligado intensamente a la vida de oración.

La oración constante nos conducirá a la espera en Dios para alcanzar el día de la Resurrección y la plenitud del Espíritu Santo. Estas fueron las dos grandes sorpresas que Dios tenía preparadas después de la muerte de Jesús: la Resurrección y el derramamiento del Espíritu Santo el día de Pentecostés. Del temor y la incredulidad, a la vida de oración en el aposento alto hasta que llegó el Consolador. Este recorrido es el mismo para nosotros.

Hay un tiempo en la vida de oración que es tiempo de soledad y tinieblas, cuando «mis amistades son las tinieblas», dice el salmista, pero ese llanto que puede durar toda la noche, nos llevará a la mañanadel grito de alegría, el día de la Resurrección.

Pidamos al Señor, unidos con todos nuestros hermanos en la misma fe, ese día de alegría y Resurrección para nosotros y para nuestro país.

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