POR: R.P. ROBERT BRISMAN
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«La soberbia los envuelve como un collar; y la violencia los cubre como un manto» (Salmo 73,6)
No podemos negar que en nuestra sociedad hay un mal que se ha extendido como
una pandemia; aunque también es de resaltar que ese agelo social no es nuevo ni único de nuestra sociedad dominicana. Me re ero al agelo de la violencia de género o violencia intrafamiliar. En esto hay muchas personas que no se ponen de acuerdo en cómo llamarle adecuadamente. Lo cierto es que en más de los casos este tema se está prestando a una manipulación profunda por parte de grupos interesados en que así sea. Con respecto a este tema, siento y percibo que no se nos está diciendo toda la verdad y que hay muchos datos que se nos están falseando para así crear una percepción del mismo errónea, y además, presentar esta situación como una guerra de odio de los hombres hacia las mujeres.
Lo cierto es que en más de los casos este tema se está prestando a una manipulación profunda por parte de grupos interesados en que así sea.
A esto, la señora magistrada scal del Distrito Nacional, Yeni Berenice, escribió en su red social de twitter: «…Nos están matando, las madres, hijas, tías, hermanas, amigas… por el hecho de ser mujeres». Esto es más un slogan político. Es decir, que se está dando la impresión de que lo que realmente existe es un odio del hombre hacia la mujer. Esto no es cierto. Las tragedias de los asesinatos cometidos por algunos hombres contra algunas mujeres, que son o han sido sus parejas sentimentales, hay que buscarlas en lo más profundo de la psique de estos hombres y que por lo regular tienen que ver con asuntos sentimentales. Preguntémonos: ¿existe el feminicidio? Es decir, ¿hay hombres que salen a las calles a matar mujeres por el solo hecho de ser mujeres? De hecho, lo que la ley castiga es el acto violento en sí y sus agravantes. La ley no mira si es un hombre o mujer; no es que la vida de la mujer vale más que la del hombre o viceversa, porque ambos somos iguales ante la ley.
Y es que desde hace un buen tiempo atrás se viene presentando y dando a conocer a través de los medios de comunicación sobre todo, la magnitud de este problema. Desde hace unos meses para acá no hay día que llegue sin que se publique una o varias noticias de este problema social y esto viene creando, como se dice popularmente, roncha en la sociedad. Se han establecido o creado campañas de concientización para ayudar a disminuir o acabar con el problema. No estoy en contra de las mismas; pero lo cierto es que no sólo o nada más con esas campañas se resolverá esto; esa es una parte. En la solución de este problema todas las instituciones de la sociedad debemos de asumir la parte que nos corresponde: el Estado establecer políticas públicas claras y efectivas; las instituciones privadas también aportar para que establezcan políticas en sus empresas de fortaleza a la institución familiar; las iglesias fomentar y fortalecer su trabajo pastoral familiar con talleres, seminarios y todas las herramientas que la doctrina eclesial nos provee para este fin; las instituciones educativas estableciendo lineamientos de educación y orientación familiar entre el alumnado y profesorado; los medios de comunicación deben de aportar en ver cómo no promover programas ni películas que contengan violencia hacia la mujer, ni violencia sexual, ni violencia verbal; los artistas de los géneros de moda no incluir en sus letras incitación a la violencia ni contenido sexual en los que se degrada a la mujer sobre todo, etc.
Ahora, yo me pregunto: ¿La lucha que se ha iniciado en diferentes medios para contrarrestar este agelo social es real, sincero, verdadero? ¿En realidad se quiere acabar con esto? Siempre se ha dicho que del desorden que se vive o se provoca, hay alguien o algunos que se benefician. Hoy escuchamos, sobre todo a grupos de feministas, con el grito al cielo ante este hecho nefasto. ¿Pero ese grito de estos grupos es verdadero y sincero? ¿Están ellas en verdad defendiendo a estas mujeres abusadas y asesinadas? ¿Cómo entender que, por un lado, abogan por la defensa de estas mujeres abusadas y maltratadas; pero por el otro lado, son las mismas que abogan y de enden que asesinar a los hijos en el vientre materno es un derecho? ¿Qué no es esa también violencia contra la misma mujer y su hijo por nacer?
Hay quienes se refieren a este problema de la violencia de género como «industria de la violencia de género». Afirman que hay grupos feministas que se ocuparon de generar el problema, apoyados con recursos del Estado y de Ongs poderosas económicamente, y así propagar lo que también llaman la «ideología de odio» recibiendo subvenciones e impartir cursos de adoctrinamiento en la guerra de los sexos y las casas de acogida donde se refugian las mujeres abusadas y maltratadas. Pero no existe esto mismo para los hombres.
«ideología de odio» recibiendo subvenciones e impartir cursos de adoctrinamiento en la guerra de los sexos y las casas de acogida donde se refugian las mujeres abusadas y maltratadas.
En nuestra sociedad dominicana podemos estar cayendo, y quizá hacia allá nos quieren llevar, en un estado de paranoia colectiva con este tema. Se están engrosando las denuncias en las scalías y pobre del hombre que caiga en este expediente. Hay que tener cuidado, ya que esto se puede prestar muy bien a manipulación y engaño de parte de muchas mujeres y organizaciones. Los jueces en estos momentos están muy severos y se manejan con mucha precaución para que no se les vaya a acusar de aplicar las leyes en detrimento de unos y a favor de otros, es decir, en detrimento de las mujeres y a favor de los hombres. Estamos en estos momentos en una situación de que el hombre que le dirija a una mujer algún piropo o palabra mal dicha, corre el riesgo de ser denunciado como maltratador y abusador, con la consecuente acción de ser detenido, enjuiciado y encarcelado así no más.
Bendiciones