REVISTA PALANCA ENERO 2022

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BIENAVENTURADOS LOS QUE LUCHEN POR LA PAZ, PORQUE SERÁN LLAMADOS HIJOS DE DIOS.

Dos años después de haber concluido el Concilio Vaticano II, el papa Pablo VI dirigió el primer mensaje a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que tienen el sincero propósito de respetar la ley eterna de Dios, de acatar sus mandamientos, secundar sus designios; en una palabra, de permanecer en la verdad-; esta exhortación que llamó «Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz», y que fuera leído siempre el día primero del año, solemnidad de Nuestra Señora, Madre de Dios. A partir de entonces, se convirtió en una tradición de los sumos pontífices de dirigir este mensaje con este motivo al inicio de cada año. Estos mensajes constituyen todo un cuerpo de doctrina católica sobre la paz y la convivencia humana internacional, iluminados desde la Palabra de Dios. El tema de este mensaje para este nuevo año 2022 lleva por título «Educación, trabajo, diálogo entre generaciones: herramientas para construir una paz verdadera».

En las Sagradas Escrituras, y más específicamente en los libros del Génesis, Los Salmos y la carta a los Hebreos, se hace referencia a un sacerdote de nombre Melquisedec,

-cuyo significado es rey de justicia-, y que es rey de la ciudad de Salem, -cuyo significado es paz. Este sacerdote del AT es figura del mismo Cristo, puesto que es el que nos trae la Paz de Dios. La paz es uno de los signos del Reino de Dios y también uno de los estandartes de todo discípulo de Cristo. En una ocasión Jesús mismo, al enviar a sus discípulos a predicar la buena notica del evangelio, les dio el mandato de desear la paz a todos los hogares donde ellos llegaran y si allí había gente anhelante de la paz, ese saludo de paz se quedaría permanentemente con ellos; pero, por otro lado, si encontraban que había gente que no quisiera esa paz que proclamaban, pues ese deseo de paz volvería a ellos. A partir del acontecimiento de la Resurrección, -Jesús-, cuando se les aparecía a los discípulos, su saludo era «la paz este con ustedes»; para después decirles: «Les doy la paz no como se las da el mundo, sino como es en realidad». ¿Y cómo es esta paz que Dios-Padre nos da por medio y a través de Su Hijo? Pues es la paz como «don, como regalo»; es la paz que nace, que se gesta, que brota en lo más profundo del corazón de la persona creyente. A esto nos dice el papa Francisco que esta casa mencionada por Jesús es cada familia, cada comunidad, cada país, cada continente con sus características propias y con su historia; es, sobre todo, cada persona sin distinción ni discriminación.

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