Por:
Ezequiela Ortiz
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Cuántas veces repetimos esta frase: el tiempo de Dios es perfecto. Me gustaría pensar que esastantas veces también hemos creído en Él, quehemos esperado sin desmayar. La realidad es queno todas la veces lo hacemos, pero tranquilos, la idea de este escrito no es que nos lamentemos, es más bien momento de ser conscientes yempezar actuar verdaderamente confiados enesa perfección que Dios, como en todo, lo hacepatente en el tiempo.
Para entender la perfección del Señor, es preciso que observemos toda su creación, digamos que es como admirar la destreza de un escultor en sus obras, así podemos percibir de Dios su grandeza en su creación.
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