Por:
P. Luis Rosario
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Tengo una tía de memoria prodigiosa. Recita de «pe a pa» los Quince Minutos en Compañía de Jesús Sacramentado; recuerdaoraciones, poesías, refranes de todos lostiempos. Lo único que no recuerda es su edad.
Aunque no lo parezca, yo también tengo buena memoria y recuerdo cosas de hace tiempo. Bueeeno, tal vez no de hace tanto tiempo, pues yo nací hace poco; es más, olvidé el año en que nací.
El 6 de diciembre de 1975, vaya usted a calcular, recién ordenado sacerdote, mi párroco me pidió que celebrara una misa, porque había fallecido una persona, procedente de un campo, y la viuda había pedido tener con los familiares y amigos una celebración en su memoria.
La iglesia estaba repleta. Habían venido en carros, camiones, burros, bicicletas, patines yapie.Aldivisaralaviuda,alaqueel dolor se le veía hasta en la ropa, totalmente vestida de negro, y la presencia de tanta gente participante, me animé y la fe en el Señor puso lo que faltaba.
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