El cuidado de la Casa Común
Jovanny Kranwinkel
Que maravilloso saber que desde la jerarquía de nuestra iglesia existe la preocupación de proteger nuestra casa común, es decir el medio ambiente y todo lo que nos dejó el creador para nuestro uso. Con esto en mente presentamos la Ultreya General Arquidiocesana del mes de Junio titulada “El cuidado de la Casa Común,” presentada por Jovanny Kranwinkel y alegremente animada por todos los presentes y especialmente por integrantes de la parroquia madrina CRISTO REY.
El Papa Francisco en la encíclica Laudato Si, nos transmite varias preguntas que todos debemos reflexionar en referencia al cuidado de nuestra casa común: ¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo? ¿Para qué pasamos por este mundo? ¿Para qué vinimos a esta vida? ¿Para qué trabajamos y luchamos? ¿Para qué nos necesita esta tierra? Recordemos que nosotros mismos somos tierra. Nuestro cuerpo está formado por elementos del planeta, el aire nos da el aliento y el agua nos da vida.
Somos criaturas de Dios hechas por El. Siendo creados por el mismo Padre, todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y podemos afirmar que conformamos una especie de familia universal. Por tal razón todos somos responsables del cuidado de nuestra casa común y no podemos quedarlos con los brazos cruzados ni indiferentes a las heridas ambientales causadas por nuestro comportamiento irresponsable centrado únicamente en el Yo y no en el bien común.
Ahora el desafío urgente es el de proteger nuestra casa común. Para ello es necesario un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Es indispensable la unión de todos porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos. A pesar de que ya existe un movimiento ecológico mundial que ha generado la integración de numerosas agrupaciones ciudadanas que están ayudando a la concientización del problema, es imperativo unir esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental que hasta el momento han sido frustradas por el rechazo de los poderosos, y también por la falta de interés de muchos de nosotros.
Todos los cristianos, y muy especialmente los católicos hemos de descubrir nuestro cometido dentro de la creación, y a la ves concientizarnos cuales son nuestros deberes con la naturaleza y con el Creador y de paso asegurarnos de que formen parte de nuestra fe.
Para terminar les extiendo la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, dándole el valor propio que tiene cada criatura, y a entablar debates sinceros y honestos sobre la grave responsabilidad de la política internacional y local para el buen mantenimiento del medio ambiente. En otras palabras les propongo experimentar un nuevo estilo de vida teniendo presente el cuidado de la casa común. Que Dios les bendiga.