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¡NO TENGAN MIEDO!
“Mas Jesús se aproximó a ellos, los tocó y les dijo: Levántense; no tengan miedo” (Mat 17,7).
El miedo es un sentimiento característico de nosotros los seres humanos. Hay quienes no les gusta y hasta evitan sentir miedo, pero por más que lo intenten, saben que esto es imposible porque sentir y experimentar el miedo es algo normal y natural. Hemos oído también a muchos decir y, hasta en ocasiones lo hacen como una actitud presumida, de que nunca han experimentado el miedo. Pero ni ellos mismos se lo creen. Personas que viven su vida con una cierta temeridad, pero que no pueden negar que de todas maneras han experimentado el miedo.
¿Y qué decir del miedo que experimentó el mismo Jesús? Recordemos que los evangelios no son una biografía, – en el sentido estricto del término -, sobre la vida, palabras y acciones de Jesús. Los evangelios son escritos para animar, alimentar la fe, la confianza, la fraternidad y el amor de la comunidad cristiana, para que así crean que Jesús es el Hijo y enviado de Dios para nuestra redención y salvación. Sabemos también que, – como lo dice las mismas Sagradas Escrituras -, siendo Dios, asumió nuestra condición humana, se asemejó en todo a nosotros, menos en el pecado. Por lo tanto, por eso podemos ver en Jesús esas ocasiones en que él experimentó el miedo, y no en una o dos ocasiones. Los textos evangélicos son textos también paradigmáticos. Jesús no sólo experimentó el miedo en el huerto de los olivos antes de su prendimiento ni tampoco en su agonía en la cruz, cuando le reclamó a su Padre por qué lo había abandonado.
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