Dar el primer paso

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Publicado: Martes, 03 Junio 2014.

Saulo Hidalgo

Por Saulo Hidalgo

Sin lugar a dudas que el episodio de la zarza ardiente le cambió radicalmente la vida al anciano pastor de ovejas de Madián, en el desierto. Al hablar de Moisés viene a nuestra mente el momento impactante del encuentro con el Dios vivo en la montaña de Horeb en el desierto, tan bien representado por la película de Cecil B. De Milles: «Los diez mandamientos».

Este encuentro cambió la vida de Moisés para siempre. Cambió su forma de pensar y su forma de vivir. Sólo recuerde que a ese lugar llegó un hombre anciano, reseco por lasfrustraciones de su pasado, por sus fracasos de llegar a esa edad sin haber realizado sus sueños. Un momento con Dios cambió toda una vida de desilusión y fracaso. En sólo un instante se rompieron todos los esquemas de Moisés. Dios sabía que Moisés estaba listo para arder igual que la zarza.

Cuando estamos resecos por el desierto, es cuando estamos listos para arder con el fuego de Dios. «Cuando el Señor vio que él se acercaba para mirar, Dios le llamó de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí» (Éxodo 3, 4).

Dios le habló cuando él se acercó. Note el orden en cómo ocurrió el milagro de la zarza. Primero fue Moisés el que se acercó, y después de acercarse, Dios le habla. Moisés tuvo que dar el primer paso para recibir todo lo que Dios tenía reservado para darle. Al acercarse, se dio cuenta de que Dios le conocía por su nombre y que tenía un gran plan para su vida, que Dios estaba esperando que fuera Moisés el que se atreviera a ir más allá de lo que siempre iba, que se atreviera a romper con su esquema de vida, con su rutina de vida, para alcanzar otro esquema de vida que le iba a hacer trascender de lo que él era, para llegar a ser lo que Dios sabía que él podía ser. Así pasa con nosotros. Si no nos atrevemos a romper con nuestros esquemas y seguimos pensando y actuando de la misma manera, no nos sorprendamos de que siempre obtengamos los mismos resultados.

Dios quiere que seamos nosotros los que demos el primer paso hacia Él para que luego Él nos entregue el poder y la capacidad de lograr lo que anhelamos. Este es el método de Dios. «En las circunstancias comunes y corrientes de nuestra vida diaria, Él realiza cosas extraordinarias que pasamos desapercibidas».

Una zarza ardiendo en el desierto no era una cosa fuera de lo común; diariamente se incendiaban montones de ellas por el calor del desierto, como ocurre en muchos lugares de las zonas áridas de los Estados Unidos, donde los incendios forestales son muy frecuentes en épocas de intensa sequía.

Lo que llamó la atención de Moisés fue que ese fuego no se apagaba. Lo que Dios enciende no se apaga. Cuando Dios le encienda a usted, verá como nada será capaz de apagarle, ni los golpes, ni las traiciones, ni los fracasos, ni las desilusiones, ni la soledad, ni la pérdida de seres queridos ni de cosas, etc.

Él continuamente está encendiendo zarzas que, nosotros en nuestro gran orgullo, llamamos «coincidencias».

Dios siempre está tratando de llamar nuestra atención con pequeños detalles a los cuales no les hacemos caso, o sencillamente nuestra prisa no nos permite tomar en cuenta. «Así que de el primer paso hacia Dios y hacia las cosas que quiere y deje que arda el amor de Dios en usted para siempre».

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