Escrito por José Monegro
Con gran regocijo celebramos la ultreya general arquidiocesana del mes de mayo titulada BENDITA TU ENTRE LAS MUJERES y presentada de manera convincente por Yuan-FueiLiao.
El charlista nos comparaba el reino de los cielos con una dulcería. En esta dulcería entra un niño junto a su madre y ahí encuentra todo lo que le gusta: paletas, chocolates, gofio, mentas, chicles, caramelos, en fin todos los dulces del mundo. La madre le dice: todo lo que puedas tomar con tus manos es tuyo. El niño se queda pensativo y le dice a su madre, Mama mejor mete tú las manos por mí,pues tus manos son más grandes que las mías y tú puedes atrapar más dulces que yo. Asimismo es la madre María que puede conseguir más los dulces del cielo que nosotros, entonces porque no pedirle a la Madre María que sea la intercesora de nosotros para atrapar los dulces del cielo.
Y es que María prácticamente nos da el resumen de todo el evangelio en su actuar durante las bodas de Cana. A los novios les falta vino y ella le pide a Jesús que haga algo por los novios. Sin embargo, la respuesta de Jesús es una negativa a la petición de María, por no haber llegado la hora de los milagros. Pero ante la actitud de María ante su Hijo, por conocer como madre privilegiadamente, el corazón de Jesús, llena de confianza, sabe que será escuchada, da la orden a los sirvientes y les dice:»Hagan todo lo que Él les diga».En Cana María es presentado por Jesús como mediadora de todas las Gracias. Podemos decir que María cumplió su misión de servir a los hombres y llevarlo a la Fe de su hijo, nuestro Señor y hermano mayor.Si hacemos caso a este mandato nos aseguramos de ganarnos el cielo.
Nos dice el evangelio en Juan 19, que cuando Jesús estaba en la cruz, refiriéndose a Juan, le dice a María:»Madre e ahí a tu hijo, luego le dice al discípulo que tanto quería, he ahí a tu madre», y desde ese día el discípulo se la llevo a su casa. Esto es hermoso pues le esta ordenando a su madre que nos acoja a cada uno de nosotros como a su propio hijo y a la vez nos pide a nosotros que la acojamos como madre. Al igual que a Juan, Jesús nos pide a cada uno de nosotros que acojamos a su madre en nuestro corazón, sin embargo, la diferencia está en la respuesta que demos cada uno a ese llamado. Si tomamos la misma actitud de Juan y llevamos a María a casa es decir en nuestro corazón, las dulzuras del cielo estarían prácticamente garantizadas.
Otro ejemplo que debemos tomar en cuenta es el de José que sin ser el padre carnal del hijo de María, recibe la misión de hacer de padre a Jesús. Este hombre que decide repudiar a María cuando se enteró que estaba embarazada y no era de él, recibe el mensaje de Dios a través de un Ángel que le dice: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa”. A partir de esa visita del Ángel, acogiendo la voluntad de Dios, actúa como esposo de María y como padre legal de Jesús.