«JESÚS Y SUS AMIGOS»

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Por: Maruchi R. de Elmúdesi
MFC – Instituto de la Familia
mtelmudesi@gmail.com

La amistad es una relación afectiva entre dos o más personas. Es una de las relaciones interpersonales más comunes que la mayoría de las personas tienen en la vida.

La amistad se puede establecer entre las personas a la cual están asociados valores como la lealtad, la solidaridad, la incondicionalidad, el amor, la sinceridad, el compromiso entre otros y se cultiva con el traro asiduo y el interés recíproco a lo largo del tiempo.

Proviene del Latín amicitas y a su vez se traduce como amigo y procede igualmente de am¬are que significa amar.

LAS RELACIONES DE AMISTAD PUEDEN NACER EN LOS MÁS DIVERSOS CONTEXTOS Y SITUACIONES:

el lugar donde vivimos, el sitio donde trabajamos, la escuela, la universidad, fiesta, reuniones, el café que frecuentamos, a través de otros amigos, redes sociales, etc.

Las amistades no obstante, tienen diferentes grados de compenetración. Donde los amigos con quienes sentimos relaciones más lejanas, hasta aquellos con quien el trato es tan estrecho que los consideramos «mejores amigos».

El 30 de julio fue designado desde el año 2011, como el Día Internacional de la Amistad, por la Asamblea General de las Naciones Unidas, para rendirle un homenaje a este tipo de afecto fundamental para la humanidad.

Es por eso que nos preguntamos hoy, viendo la importancia que tienen los amigos verdaderos y la verdadera amistad, para Jesús ¿quiénes eran sus amigos?

Entonces debiéramos ir a los Evangelios y vemos a los que primero escogió como sus amigos, y encontramos que fueron primero los hermanos Simón y Andrés, que estaban echando una red en el lago, pues eran pescadores: «Vénganse conmigo y los haré pescadores de hombres. No sabemos qué sucedió en ellos, que inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Luego pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en la barca repasando sus redes con su padre. Jesús los llamó e inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Jesús recorría Galilea entera, enseñando en aquellas sinagogas, proclamando la buena noticia del Reino y curando toda dolencia y enfermedades del pueblo.

Poco a poco se fueron sumando hasta llegar a los 12 Apóstoles, quienes eran sus amigos íntimos, que dejaron todo para seguirlo.

¿QUÉ MIRADA LES DARÍA JESÚS, QUE FUERON CAPACES DE ABANDONAR HASTA SU PROPIA FAMILIA?

Y el que lo seguían aunque no entendían nada de lo que ocurría a su alrededor. Y nosotros, ¿qué mirada nos habrá dado Jesús para considerarnos su amigo?

¿Somos verdaderamente amigos de Jesús? ¿Hemos sido capaces de dejarlo todo para seguirlo? ¿Qué testimonio estamos dando para saber si los demás nos ven como amigos de Jesús?

De los amigos de Jesús hablaban mucho en su tiempo. Por ejemplo, de su amigo Lázaro y sus hermanas Marta y María, donde se quedaba siempre que estaba de camino en su misión de enseñar el Reino.

¡Cómo nos gustaría ser como esos amigos de Jesús, ante el cual incluso lloró cuando supo de la muerte de Lázaro! Esos verdaderamente eran sus amigos del alma.

¡Oh Señor! yo quisiera considerarme siempre tu amigo. Dar la cara por TI ante todo lo que se presente en la vida, sin miedo. Gracias Señor por darme la fuerza de permanecer siendo tu amiga, durante tantos años, y perseverar contra viento y marea. Gracias Señor. Amén

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