En el mes del Maestro

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Publicado: Viernes, 30 Mayo 2014; Escrito por  Maruchi R. de Elmúdesi

Este mes de Junio, está cargado de acontecimientos que marcaron la vida de los cristianos: Comenzamos con el Domingo de la Ascensión del Señor, seguimos con el Domingo de Pentecostés; luego, la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote; el Domingo de la Santísima Trinidad, de un Dios que no es soledad sino
Familia;  luego viene la Fiesta del Corpus Christi: “Yo soy el Pan vivo bajado del cielo, el que come de éste pan, vivirá para siempre” (Jn 6, 51).  No podemos de olvidar la fiesta de San Antonio de Padua y el Nacimiento de Juan el Bautista, dos grandes Santos, muy reconocidos en nuestro País; Tomás Moro, Canciller de Inglaterra en tiempo de Enrique VIII, un gran Santo que fue decapitado por no haber querido reconocer la autoridad espiritual del rey; la fiesta del Sagrado Corazón, el último viernes de mes,  la celebración de los  Grandes Maestros de nuestra Iglesia, Pedro y Pablo, y  por último, el día 30, en que nuestro país celebra el Día del Maestro.

¡Qué mes, rico en gracias y bendiciones!

¡Cuántas veces he pensado ¿por qué habrá escogido Jesús la vocación de maestro?

Y es que en el mundo siempre ha habido necesidad de Maestros, pero maestros de verdad.

De esos que educan con su vida. El que vive lo que predica. El que para él, el texto es solamente una guía. Su corazón está lleno de amor por los demás, de deseos de comunicar a otros la verdad, y todo esto es parte de su vida. El que no se cansa de hacer el bien, para el que su motivación es tan grande porque se siente ser instrumento del Dios Creador  y sabe con certeza para lo que está en el mundo y cuál es la misión que el Señor le ha encomendado. Que cuando vaya al Encuentro con el Padre pueda dar cuenta de los talentos que recibió, pues fue verdadero Pastor para sus ovejas, no un simple asalariado.

¿Somos nosotros también verdaderos Maestros? Tanto como Padres como Cristianos en el mundo de hoy.  ¿Cuál es nuestro testimonio ante los demás?

Como Padres, somos los primeros educadores de nuestros hijos, y cuántas veces se nos olvida lo importante que es enseñar con nuestro ejemplo.

¿Son los líderes comunitarios, Maestros de su Comunidad? ¿Qué ejemplo están dando?

Hoy en día, al maestro no se le tiene mucho en cuenta. Otras carreras son mucho más reconocidas y no solamente pecuniariamente, sino en cuanto al reconocimiento propiamente dicho. Ya a nadie le interesa ser Maestro, por esas razones. No hay incentivo suficiente por lo que muchas universidades han cerrado la carrera.

Sin embargo, Jesús de Nazaret, escogió ser Maestro…

…quizás para enseñarnos la gran importancia que tiene el transmitir los conocimientos a los demás.

….quizás para enseñarnos la responsabilidad de pasar la antorcha a la nueva generación.

…quizás para decirnos que debemos de enseñar al que no sabe.

Si cada uno de nosotros se convirtiera en verdadero Maestro, nuestra sociedad fuera otra. No hubiera tanta delincuencia, tanta violencia.

Si los padres profesionales dieran aunque sólo fuera unas pocas horas a la semana, de su horario de trabajo tan ocupado, al colegio de sus hijos, ¡cuánto mejoraría la enseñanza en nuestras escuelas y colegios!

Y es que,  ¡qué difícil se nos hace, ser generosos con los demás, aunque sean nuestros hijos.

Solamente pensamos en el valor material de las cosas. Se ha perdido el deseo de servir a los demás simplemente porque el Señor nos lo enseñó, con su vida.

“Dar gratis lo que habéis recibido gratis”: La vocación es así.

“Jesús Maestro, fuente de toda ciencia,

Que has enseñado tu Palabra a los humildes y sencillos,

Concédeme humildad y sencillez para aclarar las dudas, serenidad y paciencia para

Enseñar lo difícil; firmeza y dulzura, para corregir lo defectuoso, entusiasmo y

amor, para formar hombres de bien que sirvan a la Patria, al Mundo y a Dios”.

(Oración del  Maestro)

Vamos a unirnos todos: Padres, Maestros, Alumnos. Tratemos de poner nuestro granito de arena a la educación de este pueblo que tanto necesita de buenos maestros.

Vamos todos desde nuestra posición, cualquiera que ésta sea y vamos a luchar para cambiar todos los estados de esta sociedad.

Vamos a comprender el sentido último de la vida y sus valores fundamentales. Este es el gran importante reto que se impone hoy en día para la renovación de la sociedad en que vivimos.

Vamos a recuperar la conciencia de la primacía de los valores morales, que son los valores de la persona humana en cuanto tal.

Todos los Santos que se han llevado a los altares, han sido durante su vida, fieles seguidores de Jesús de Nazaret, que pasó por la vida haciendo el Bien.

“El don que cada uno haya recibido, póngalo al servicio de los otros, como buenos administradores de la gracia de Dios.” (1 Pedro, 4-10) Amén!

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