Publicado: Miércoles, 23 Julio 2014; Escrito por Manuel Lamarche
Si alguna vez has sembrado una planta, me imagino que después de tener la semilla a mano lo segundo que buscaste fue el terreno y el ambiente más apropiado para plantarla, y quizás, pensaste en buscar un lugar que no tuviera piedras o arbustos con espinas por todas partes ni que fuera demasiado soleado el lugar, porque vaya, uno siembra para que el árbol crezca y que de fruto, sino no estamos en nada…
Cuando alguien te habla de Dios, de Su Gran Amor y Perdón, es como si esa persona estuviera sembrando en tu terreno, que es tu corazón, un poco del Amor de Jesús, pero de ti dependerá que esa semilla de fruto o no.
1. Si recibes el mensaje del Amor de Dios con gusto es probable que de inmediato venga alguien o algo que trate de distraerte, confundirte o engañarte para que las palabras de fe y amor que te transmiten en ese momento no crezcan en tu corazón, por eso ¡Ten precaución y sé atento! para que en ese tiempo nadie ni nada quiten tu atención de lo que El Todopoderoso quiere decirte a través de esa persona.
2. Hay veces que recibes el mensaje con alegría, pero como nunca te acercas a Misa, ni oras, ni lees la Biblia, desde que llega un problemita o en un grupo hablan mal de Dios, esa semilla de amor y verdadera alegría que recibiste se esconde y se seca, porque no tiene raíz. Por eso, es necesario que busques del agua que hará crecer esa semilla en tu corazón que es la Misa, la oración y la lectura de la Biblia.
3. Tal vez has escuchado varias veces sobre el Amor y el Perdón de Dios, pero las preocupaciones, afán por el dinero o la búsqueda de placeres ahogan la semilla que recibes, por lo cual nunca crecen estas bendiciones en tu vida y por eso no puedes darlas a los demás.
Ahora bien, si tu terreno (tu corazón) está abierto, precavido ante el mal, abonado con la Misa, Oración, lectura de la Biblia y más pendiente de Dios que de las cosas de este mundo, entonces crecerás y tu vida se llenará de Alegría, Amor, Paz y Perdón, porque podrás dar estos frutos a quienes te rodean y alcanzarás, en su momento, llegar al Cielo junto a Dios, Padre Amor.