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¿SER CATÓLICO DE OTRA MANERA?
En el mes de noviembre pasado, se llevó a cabo la tan esperada visita Ad Limina de los obispos alemanes al vicario de Cristo y sucesor del apóstol san Pedro, el papa Francisco.
Para los que todavía no están informados en cuanto a las figuras o estructuras de nuestra Iglesia Católica, la visita Ad Limina, según el Código de Derecho Canónico n. 400: «Establece que el obispo diocesano, el año en que debe presentar la relación al Sumo Pontífice, vaya a Roma, de no haber establecido otra cosa la Sede Apostólica, para venerar los sepulcros de los santos apóstoles Pedro y Pablo, y presentarse al Romano Pontífice». Es decir, esta visita consiste en: la veneración, – con presencia física -, de los sepulcros de los apóstoles Pedro y Pablo; la visita al Romano Pontífice; los contactos con los dicasterios de la Curia romana, supuesto siempre el previo envío (unos seis meses antes de iniciar la visita, y nunca menos de tres meses), de la prescrita relación quinquenal. Y la Constitución apostólica Pastor Bonnus (El Pastor Bueno), sobre la Curia Romana, del papa san Juan Pablo II, desde el artículo 28 al 32, establece cómo ésta se tiene que realizar y cuál es su finalidad.
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