Sacerdotes pronuncian Sermón de las Siete Palabras

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Jose Monegro

El Viernes Santo, (día que los feligreses recuerdan la muerte de Jesús), siete sacerdotes de la arquidiócesis de Santo Domingo pronunciaron el “Sermón de las Siete Palabras” en recordación de las últimas expresiones de Jesucristo desde la Cruz.

En esta oportunidad los sacerdotes que pronunciaron un mensaje en la Catedral de Santo Domingo a partir de cada una de esas últimas expresiones fueron Domingo Legua, Fray José María Guerrero, Mario de la Cruz, Juan Amadís Socorro, Jorge Iván Rodríguez, Nelson Clark y Juan Bautista Cordero.

En su mensaje  el padre Domingo Legua, vicario de la pastoral social de la arquidiócesis de Santo Domingo y asesor del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, dijo que “llegará un día en que tendremos una justicia que no condene a quien robe un salami para comer, que dará fuertes penas para quien abusando de sus cargos se lucra robando para beneficio personal; que no se deje engañar por el partido en el poder, que serán apolíticos para ser justos y objetivos, una justicia que será el orgullo del pueblo dominicano”, externó.

“Recordando a Martin Luther King, y guardando la distancia, yo también tuve un sueño: que senadores, diputados y miembros del Poder Ejecutivo, en vez de cobrar el salario máximo, cobraran el salario mínimo, para que nadie quedara por debajo de ellos; que en vez de dejarse adular, adulen al pueblo, y no solo en campaña electoral; que en vez de mentir digan la verdad, que en vez de andar ostentando lujosos vehículos sigan en vehículos utilitarios como el resto de la gente, que en vez de vivir en grandes mansiones vivan en pequeñas edificaciones, como vive la mayoría del pueblo dominicano, que en vez de conseguir las mejores becas para sus hijos, esas becas fueran para los hijos de los pobres”, planteó.

El sermón de las siete palabras está sustentado en las expresiones “Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen”, “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”, “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu madre”, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, “Tengo sed”, “Todo está consumado” y “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.

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