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IGLESIA DISCIPULA, FIEL, TESTIGO, ORANTE Y DE DISCERNIMIENTO
En el evangelio de san Juan 15, 16, se nos dice que el Señor es quien elige a sus discípulos y no son ellos los que eligen al Señor; los elige para que den frutos abundantes y buenos, y que esos frutos permanezcan.
Todos los cristianos hemos sido elegidos por Cristo. Al igual que hizo con el grupo de los Doce, también a nosotros nos miró, nos eligió y nos llamó para estar con él. Pero muchos cristianos no viven como elegidos del Señor. Cristo nos ha elegido para algo, y no sólo para estar ocupando un lugar sin más en la comunidad eclesial. Cada uno de nosotros debemos preguntarnos en nuestro interior, en nuestro corazón, ¿cómo he venido viviendo la elección que Cristo ha hecho de mí? El Señor llama y elige a quien quiere; no da detalles del por qué nos ha llamado y elegido. Es decir, no dice las razones por las que nos ha elegido y llamado. Solo llama y nosotros tenemos que responder al llamado. Este es el misterio que encierra la vocación. Pero, una vez respondemos al llamado, al estar en la comunidad con él, ya vendrán los llamados específicos para realizar determinados ministerios y apostolados.
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