MARÍA: MUJER APOSTÓLICA

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ULTREYA DEL MES DE MAYO 2017

Charlista: DALIA MARTINEZ DE LA HOZ

El pasado 3 de mayo nos dimos banquete en la celebración de la Ultreya General
Arquidiocesana, al escuchar de voz de la Sra. Dalia Martínez de la Hoz, lo que es y debe ser la vocación de todo cristiano, «convertirnos en apóstoles de Cristo». El mejor ejemplo vivo lo fue María, madre de Cristo y es por ello que le dedicamos esta ultreya titulada MARÍA: MUJER APOSTÓLICA.

Nosotros estamos llamado a la santidad viviendo en caridad y además estamos llamados a la misión de anunciar el evangelio siendo sus testigos en toda la tierra. Evangelizar quiere decir hacer presente a Cristo en la vida de las personas. La Evangelización «es el gran ministerio o servicio que la Iglesia presta al mundo y a los hombres, la Buena Nueva de que el Reino de Dios, Reino de Justicia y de Paz, llega a los hombres en Jesucristo», como nos lo recuerda el Beato Juan Pablo II. Podemos concluir entonces que la Iglesia, si quiere ser en verdad la portadora del mensaje del Hijo de Dios, tiene que anunciar, vivir y testimoniar el Evangelio.

María es modelo de respuesta a este llamado evangélico con su actitud de fe, pues nadie como ella ha respondido con un amor tan grande al amor inmenso de Dios, primero aceptando libremente la voluntad del Señor ante la presencia del Espíritu Santo, «hágase en mí según tu palabra». Luego María no es sólo la mujer de fe que acepta libremente que el Verbo se haga carne en ella, sino que podemos a rmar también que se presenta como la primera evangelizadora. María no solo escucha la Palabra, sino que vivida esa experiencia de Dios, la transforma y después de haber recibido la Buena Noticia, va inmediatamente a llevar a los otros el mensaje de salvación de Dios. Ella se levanta y va a casa de su prima Isabel donde inmediatamente reciben el mensaje «¿quién soy yo para que me visita la madre de mi Señor?».

La fe de María es vivencial y comprometida, desde el mismo momento en que aceptó con temor el anuncio del ángel de que iba a ser madre del redentor manteniendo elmente la unión con su hijo hasta la cruz. Podemos apreciar en el milagro de Caná, a María manifestando su fidelidad incondicional al Señor «haced lo que él os diga» Jn 2,5: «Al ver a Jesús manifestar su gloria, sus discípulos creyeron en él, entonces esta fe se convirtió en seguimiento: después de esto bajó a Cafarnaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos» (Jn 2,12).

Agradezcamos a la Virgen María su papel ejemplar en la propagación del evangelio en todos los con nes de la tierra. Ella nos muestra a Jesús y nos lleva a Él. Sin duda alguna María ha sido el horizonte de la evangelización, la que precede y acompaña a sus hijos en la peregrinación de la fe y de la esperanza. Anunciar a Jesucristo, Dios y hombre verdadero, sería imposible sin relacionarlo con la Virgen María, su Madre. María misma nos evangeliza y nos atrae hacia Cristo, hacia la conversión, hacia la gracia, hacia la santidad, con el testimonio de su vida y con su palabra. Es más, el núcleo de la evangelización lo podríamos
resumir cumpliendo con aquellas palabras de María en Caná: «haced lo que él os diga». Jn 2,5

Como ya dijimos, evangelizar es hacer presente a Cristo en la vida de los demás, por eso concluiremos con una pregunta para re exionar: ¿Hemos sido capaces nosotros de presentarle a Cristo a algún amigo o familiar nuestro? La respuesta está dentro del corazón de cada uno de nosotros. Que Dios les bendiga.

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