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LA PERVERSIDAD: CONSECUENCIA DEL ABANDONO DEL CAMINO DE DIOS
En el lenguaje bíblico hay un término que se utiliza mucho para hacer referencia a la cólera de Dios: la celosía de Dios.
Es decir, Dios es un Dios celoso. No admite ser sustituido por otros dioses. Por eso, en el libro del Éxodo 32,7-10, leemos el reclamo que le hace Dios a Moisés cuando ve que el pueblo elegido, – Israel -, traiciona la alianza y se construye un becerro de oro para adorarlo.
Este texto bíblico nos presenta un diálogo entre Dios y Moisés en el Monte Sinaí. Podemos ver en este diálogo que Dios le reclama a Moisés el desvío y traición en el que ha caído el pueblo al construirse un becerro de oro, un ídolo. Esto fue causado porque el pueblo se desesperó al ver que Moisés tardaba en bajar del Monte, mientras el pueblo se sentía solo y desamparado; pensaban que, tanto Moisés como Dios, los habían abandonado. Y en su desesperación, pues deciden construirse su ídolo.
Hemos de saber que las características del ídolo es que es creado por el hombre, manipulado por éste, le hace decir lo que el hombre quiere que diga y, cuándo y cómo decirlo. Esto no lo puede hacer con Dios.
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